Milonga para una niña
El que ha vivido penando
por causa de un mal amor
no encuentra nada mejor
que cantar y dir penando.
Y si anduvo calculando
qué culpa pudo tener,
cuando ve que la mujer
no conoce obligaciones
y se olvida de querer.
Por eso, niña, te pido
que no me guardes rencor;
yo no puedo darte amor
ni vos podés darme olvido.
Yo sé que en cualquier descuido
me iba a bolear contra el suelo
y aunque me ofrezcas consuelo
yo no lo puedo aceptar;
puedo enseñarte a volar,
pero no seguirte el vuelo.
Yo no te puedo entregar
un corazón apagado;
cuando falla el del costado
no hay nada que conversar.
Hay una forma de amar
que es un modo de conciencia;
hay un amor que es paciencia
y otro que es sólo aromar.
¿Cuál amor te podría dar
quien amara tu inocencia?
Cuando te vuelva a encontrar
nos podremos sonreír;
prefiero verte partir
como te he visto llegar.
Cuando vuelvas a pensar
que una vez te conocí
y que nomás porque sí
te compuse una canción,
cantará en tu corazón,
lo poquito que te di.
La canción quiere
Fruto maduro del árbol
del pueblo,
la canción mía
siempre porfía.
Puede morir, pero quiere
cantarle sólo a la vida
que no la olvida.
No tiene miedo a la bala,
ni a la bomba, ni al infierno;
canta pudiendo.
Lleva en las manos heridas
una flor con una espina,
agua y harina.
Canto del pueblo que ama,
también canta por dinero
como un obrero.
Sombra de Ganzio
y de Mora,
de Fernández,
de Mendiola,
no canta sola.
Quiere ser flor y se cierra
como un puño; que la cuide,
eso me pide.
Nombra la carne horadada
de la vida más amada
la desarmada.
Fruto maduro del árbol
del pueblo,
la canción mía
siempre porfía.
Quiere ser flor y se cierra
como un puño;
que la cuide,
eso me pide.
Crece desde el pie
Crece desde el pie, musiquita,
crece desde el pie
uno, dos y tres, derechita,
crece desde el pie.
Crece la pared por hiladas
crece la pared
crece desde el pie amurallada
crece desde el pie.
Dentro de su lata la mata
crece desde el pie
crece desde el pie la fogata
crece desde el pie.
Crecen los mejores amores
crecen desde el pie
para sus colores, las flores
crecen desde el pie.
Crece desde el pueblo el futuro
crece desde el pie
ánima del rumbo seguro
crece desde el pie.
Cantan para usted los cantores
crecen desde el pie
un poco de fe y los tambores
pueden florecer.
Crece desde el pie la mañana
crece desde el pie
el sonido de la campana
crece desde el pie.
Crece desde el pie de la semana
crece desde el pie
no hay revoluciones tempranas
crecen desde el pie.
No olvides que el día y la hora
crecen desde el pie
después de la noche la aurora
crece desde el pie.
Crece la pared por hiladas
crece la pared
crece desde el pie amurallada
crece desde el pie.
No olvides que el día y la hora
crecen desde el pie
después de la noche la aurora
crece desde el pie.
Crece desde el pueblo el futuro
crece desde el pie
ánima del rumbo seguro
crece desde el pie.
Alfredo Zitarrosa (Uruguay: 10/03/1936-17/01/1989)
Extraído de: Zitarrosa, Alfredo: Adagio en mi país y otras canciones. Ed. Compañía Editora Espasa Calpe, Buenos Aires, 1997
lunes, 19 de noviembre de 2007
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