-->
miércoles, 6 de agosto de 2008

Juan Gelman
Creo que hay en la obra de todos nosotros una dimensión judía. Creo también que se escribe con el cuerpo. Pero me resulta imposible, en mi caso, definir lo judío que constituye mi subjetividad y que, sin duda, alienta en lo que escribo. No sé en qué línea, verso o elección de una palabra subyace mi abuelo rabino, ruso, que ante la amenaza de un pogrom[1] sacaba de una arqueta un pergamino de mediados del siglo XVII (que contenía los nombres de los rabinos, sus antepasados directos, que lo precedieron en esa función) y leía esos nombres a sus 14 hijos e hijas sentados en silencio alrededor de la mesa. Era, según mi madre, como leer el Génesis: “Tal engendró a tal, que engendró a tal, etcétera”. Era, a mi parecer, una forma de demostrar que ningún pogrom iba a acabar con la continuidad que los reunía alrededor de la mesa amenazada.
Recuerdo el retrato de mi abuelo, al que nunca conocí, colgado en la pared del dormitorio de mis padres: barbado, quieto en la foto finisecular, con ojos que iban más allá de lo mirado. Y sé que me marcó, mas no sé cómo. Mi madre decía que su padre era más guapo que yo, y que el que se le parecía era mi hijo. Misterios de la herencia.
Tengamos confianza en el misterio, sin pretenderle otra cosa. Confianza en sus límites que siempre retroceden y repiten, porque son el infinito que nos es dado seguir.
A comienzos del siglo XII Yehuda Halevi escribió un famoso poema titulado La casa del amor, cuya traducción aproximada dice:

Desde el momento en que fuiste la casa del amor para mi,
mi amor vive donde vives.
Gracias a ti, delicia es para mí la cólera
del enemigo; que el enemigo sea,
que atormente al que atormentas tú.
De ti aprendieron a herirme con su cólera,
los amo porque acosan como perros
al que tú derribaste.
Como así me desprecias, me desprecio,
porque nunca honraré lo que desprecias.
Así sea hasta que tu ira se disipe
y redimas al que es tu posesión como una vez la redimiste.


Con excepción del último verso (una clara referencia a la redención del pueblo judío de la esclavitud en Egipto), el poema de Yehuda Halevi es en realidad una adaptación de un poema de amor árabe, escrito en esa lengua en el siglo VIII.
Hace años me atreví a reescribir ese poema de Yehuda Halevi, ya no en relación con el amor o con Jehová, sino con el exilio, el mío:

te hiciste nido de mi amor /
y mi amor
vive donde vivís /
los enemigos
me atormentan / que sean /
sea su ira /
mientras no encuentre mi camino hacia vos /
mis huesos tiemblan sosteniendo a un extraño /
al extranjero de tu piel /
así sea /
mientras no absuelvas mi dolor /
me sudes / me redimas /
me rescates de mí /


A veces tengo un sueño maravilloso: que alguien vuelva a partir de este poema mío, poema que prolonga una escritura de hace nueve siglos, que es eco de otra de tres siglos antes. Porque la poesía es infinita y es dado sentir su infinitud, por la que hombres y nombres pasan con la fugacidad de un leve resplandor, sellados por el deseo de alimentarla y alimentarse de ella.

Juan Gelman (Argentina, 03-05-1930 / 14-01-2014)

(Fragmento del texto presentado por Gelman en el Cuarto Encuentro de Escritores Judíos Latinoamericanos – Buenos Aires, agosto de 1992 -, reproducido por la revista Confines – Septiembre de 1996 - )

Extraído de Suplemento RADAR – Página/12 – Año 1 Nº 5 – 13 de octubre de 1996

[1] Pogrom es una palabra rusa que significa un ataque o disturbio. Las connotaciones históricas del término incluyen ataques violentos por las poblaciones locales contra judíos en el imperio ruso y por todo el mundo. En la época moderna, resentimiento económico y político contra los judíos, y el antisemitismo religioso tradicional, han sido usados como pretextos para los pogroms.

4 comentarios:

  1. Me encantó el texto. A mí Gelman me atrapó ya tardíamente, tipo 25, 26 años... Estoy armando mi blogg y el tuyo me encantó... Algo así estoy pensando. Gracias.

    ResponderBorrar
  2. Y vinieron otros pogroms. Siempre vuelven. Buscan judíos. O rojos. Como bien sabe Gelman. Esta semana se publica en España una entrevista con esa nieta que tanto le costó encontrar. Muy buen texto el que abre el post.
    Gracias por esta antología de palabas bellas y siempre interesantes.
    Un abrazo.

    ResponderBorrar
  3. hola,olvidaste a luis eduardo aute me encanto tu pagina, soy un escritor novel, asi me llamo un amigo desde que concurse,por sus gustos, me gustarian algunas sugerencias de su parte se lo agradecere.

    ResponderBorrar
  4. Hola. Me gustó mucho este blog, es una pena que no tenga el botón de seguidores. Llevo un tiempo en este mundo bloggero pero recientemente me mudé a un nuevo blog.
    Te aviso desde ya que seré una asidua visitante en el tuyo. ME gustan mucho los autores que compartís.

    Saludos!

    L.E

    ResponderBorrar