Hace apenas unas horas me enteré por la radio, la feliz noticia que le han otorgado a Juan Gelman el premio Cervantes, a un hombre no sólo de un enorme compromiso social, sino a un extraordinario poeta, cuyo compromiso con la poesía, con la dimensión de la palabra, se pone en juego y se sostiene cada vez en cada uno de sus poemas. Y no encontré mejor manera de festejar tal acontecimiento que compartir con quienes lleguen hasta aquí, otros poemas de los que hace un tiempo ya he puesto en el blog.
La dimensión de su palabra, de su decir, de su escritura, a veces alcanza una intensidad que es difícil de comunicar: la experiencia de muchos de sus poemas no sólo instalan y transmiten su posición ante el mundo, ante la política, ante la ciudad, ante cada ser humano, sino ante lo más íntimo que nos circunda, que nos habita. Intensidad que emociona, o da paso a la reflexión, o a la necesidad de compartir su escritura. O esa posibilidad de entretejer en este caso, al impío, aquel falto de piedad y a su propia condición de exilado, el salario que hubo de pagar; pero en ese tejido el entramado resultante hace de ese impío la posibilidad de una voz que retorna desde otra orilla, desde la complejidad de un ser con la capacidad de transmitir de qué materias estamos hechos. Así el epígrafe que tomó en su libro de un escritor clásico, nos arroja a esta época, a la multiplicidad de emociones que contenemos y buscamos… en otros pero también en uno y donde su poesía, se ofrece como surco, como huella desde donde trazar otros caminos: posibilidad también de tomarlos y hacerlos propios.
Salarios del Impío
epígrafe: La muerte rápida es castigo muy leve para los impíos. Morirás exilado, errante, lejos del suelo natal. Tal es el salario que un impío merece. Eurídice
AVENTURAS EN LA SELVA
IV
A contrasol, la yerba crece. Recordamos de frente, de perfil, bajo los números. Un jilguerito dice buenos días en plena destrucción.
EL RESPLANDOR
Tu dulzura como acto. O resplandor que ata la memoria, salva de los raspajes de la noche.
Salarios del Impío
epígrafe: La muerte rápida es castigo muy leve para los impíos. Morirás exilado, errante, lejos del suelo natal. Tal es el salario que un impío merece. Eurídice
AVENTURAS EN LA SELVA
IV
A contrasol, la yerba crece. Recordamos de frente, de perfil, bajo los números. Un jilguerito dice buenos días en plena destrucción.
EL RESPLANDOR
Tu dulzura como acto. O resplandor que ata la memoria, salva de los raspajes de la noche.
LA OTRA
¿Quién sos, íntima otra? Las horas de tu cuerpo hacen la eternidad.
EL ANIMAL
Cohabito con un oscuro animal.
Lo que hago de día, de noche me lo come.
Lo que hago de noche, de día me lo come.
Lo único que no me come es la memoria. Se encarniza en
palpar hasta el más chico de mis errores y mis miedos.
No lo dejo dormir.
Soy su oscuro animal.
EL OTRO
El otro, grabado en los leones de la unión. La palabra que gira: en hebreo, oneg (placer) va a nega (sufrimiento) y escribe sus contrarios en el fuego. En los lechos enfermos conocí tu salud. Tu realidad abraza a todas las preguntas, que tiemblan como niños cargados de paciencia. La noche alza la gota de los locos como secreto o cruz. Tu cucharita cava bestias para hacer un camino. Ojalá me nombraras con nombres diferentes. Yo no conozco nada sino vos, conmigo en vos, que no conozco.
INTERRUPCIONES
La lengua del dolido jadea de amores indecibles, apenas entrevistos, como fuegos que le acechan la boca y ningún daño apaga y arden en lo que no será.
LA PALABRA
A Rigas Kappatos
Mora en la sombra la palabra que te nombraría. Cuando te nombre, serás sombra. Crepitarás en boca que te perdió para tenerte.
EL PÉNDULO
Nunca dejarás serte mía, pero me río de tu libertad. No podés cancelarte en mi memoria. Sos más en mí que yo de mí. Te existo, péndulo del aire.
DEUDAS
En el desgarro del espanto perfeccionás tu luz y me recuerdo.
DECIR
Viajes, rostros, tabajo crecedor, animales de puro talón, dedo apoyado en el espanto, el bien de los pañuelos, visitas de la nada, el espejito del saber, las mañanas del soplo infantil, el feto de la noche, tanto cordero atado al hilo, y paciencias, paciencias como fuego, y vos.
Vos.
JUAN GELMAN (Argentina, 1930)
poemas extraídos de: SALARIOS DEL IMPÍO. Ed. Planeta Argentina SAIC/Seix Barral, Buenos Aires, 2000
blog recomedado: La Bitácora de Gelman
Otros en: Sololiteratura
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