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martes, 11 de abril de 2006

Releía para preparar esta reunión, un artículo ya antiguo de 1908, donde Abraham describe elJacques Lacan comportamiento de un demente precoz, y su así llamada desafectividad, a partir de su relación con los objetos. Aquí lo tenemos habiendo amontonado durante meses, piedra sobre piedra, guijarros vulgares que tienen para él el valor de un importante bien. Ahora, a fuerza de amontonar tantos sobre una tabla, ésta se quiebra, gran estrépito en la habitación, barren todo, y el personaje que parecía acordar tanta importancia a los guijarros, no presta la menor atención a lo que pasa, no hace oír la más mínima protesta ante la evacuación general de los objetos de sus deseos. Sencillamente, vuelve a empezar y a acumular otros. Este es el demente precoz.
Darían ganas de hacer con este apólogo una fábula para mostrar que eso hacemos todo el tiempo. Diría aun más: acumular multitud de cosas sin valor, tener que pasarlas de un día al otro por pérdidas y beneficios, y volver a empezar, es muy buena señal. Porque cuando el sujeto permanece apegado a lo que pierde, no puede soportar su frustración, es cuando podemos hablar realmente de sobrevaloración de los objetos”.

Jacques Lacan – (Francia, 13-04-1901 / 09-09-1981)
Extraído de: Seminario III, Las Psicosis, Ed. Paidós, pag. 34

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