No ceder al discurso y retener únicamente los núcleos esenciales del pensar y la poesía, renunciando a la tentación del desarrollo, responde de algún modo a la naturaleza más íntima de la creación y la visión del hombre.
Estamos sometidos al tiempo y la realidad sólo se entrega fragmentariamente y en momentos de excepción. ¿Cómo hacer entonces para no traicionar esos instantes de epifanía, al prolongarlos o extenderlos forzadamente, como si fueran una sustancia elástica? ¿Cómo no perder o licuar lo casi inasible de esas fugaces concordancias con la realidad, esos relámpagos de ser, esas intensidades que apenas nos rozan? ¿Cómo acallar nuestra veleidad de amontonar palabras y rescatar en cambio esos soplos parecidos al despertar? ¿Cómo salvar esos raptos reveladores de lo abierto y aproximarnos a ellos con la palabra justa? ¿Cómo evitar que se escapen los brevísimos lapsos de iluminación que parecen traer hasta nosotros los datos y las experiencias más significativas?
Hay dos modalidades del lenguaje mediante las cuales podemos acercarnos a expresar esos momentos, plasmándolos en síntesis que armonicen o se conjuguen con la fugacidad de esa presencia, sin alterarla o malograrla. No conforma aquí hablar de géneros literarios, porque esas dos configuraciones del lenguaje -el poema y el fragmento- se apartan de todos los géneros y no son en rigor literatura. Ambos representan la más concentrada, despojada, rigurosa y también arriesgada expresión humana en el plano del lenguaje o mejor en su extremo. Algunas veces rozan la literatura y otras veces son lo contrario de la literatura o se manifiestan en sus márgenes.
Sin dejar de reparar en sus diferencias y variaciones, se reconoce en ellos una acendrada afinindad, por su estructura, sus exigencias y su proyecto interior. Además, tanto el poema como el fragmento han acompañado siempre al hombre, en todas las edades.
Este libro sólo pretende ser otra alternativa de gestación del fragmento, como forma tangencial de la poesía y vislumbre de la arquitectura profunda y secreta de la creación humana.
CASI POESÍA
Casi poesía. No siempre la visión y la palabra coinciden hasta la suma del poema. Muchas veces sólo quedan algunos núcleos o gérmenes o imágenes o roces, como si fueran restos o quizá paradójicas ganancias de un naufragio. ¿Pero acaso es otra cosa toda la poesía? Tal vez se debiera entonces hablar aquí de fragmentos caídos, astillas de poemas, gestos de aproximación, trozos de materia poética de textos que no terminaron de nacer. Y consolarse con la idea de que nacer es un proceso que nunca termina.
CASI RAZON
Casi razón. Poco menos que razón. Deslizamiento de algo que no quiere alcanzar la razón, para no quedar anclado en su acotada zona. La pretensión de querer tener razón, desvía el pensamiento y lo convierte en rígida estatuaria mental. Contenerse en algo menos que razón quizá permita, en cambio, atisbar otros territorios más libres de la creación humana, como la poesía o ciertos inesperados paisajes de la imaginación. Un poco menos que razón puede llevarnos a algo más que razón.
CASI FICCION
Casi ficción. Allí donde la realidad está a punto de volatilizarse o volverse fantasma y vacío, la palabra la contiene o retiene en el límite, mediante los hilos poco menos que invisibles de la imaginación y la poesía, es decir la no ficción. Al borde de la ficción.
Roberto Juarroz (Argentina, 05.10.25-31.03.95)
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extraído de palabras preliminares y la presentación de cada uno de los apartados del libro:
Juarroz, Roberto: Poesía vertical: tomo 2 - 1º ed. - Buenos Aires, Emecé Editores, 2005.
Fragmentos verticales, págs. 387-512
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